19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018
X JORNADAS DE LA NEL
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Entrevista a Anna Aromí

Por Integrantes del Eje 1: Deseo de madre/ Deseo de mujer: Susana Dicker, María Hortensia Cárdenas (responsable), Jimena Contreras, Carolina Puchet Dutrénit, Raquel Ulloa Cors.

Anna Aromí1. ¿Cómo piensa que la experiencia de un análisis le permite a un sujeto acceder al deseo de madre que es otra cosa que el deseo de ser madre?

2. Usted ha dicho que hace falta tiempo para ser mujer. ¿Es lo mismo que el tiempo que hace falta para consentir al cuerpo del hombre? ¿Y qué del encuentro contingente con el goce femenino?

Anna Aromí: Podríamos empezar por reconocer que en lo que llamamos "maternidad" hay muchas más cosas de las que parece. Ni de lejos están desvelados todos sus misterios. Y ello a pesar de los esfuerzos de la ciencia que, en su alianza con la técnica, avanza enormemente para ofrecer un catálogo cada vez más amplio de maternidades posibles. El antiguo sueño del feminismo utópico de disponer de un útero artificial, que libraría a las mujeres de tener que poner sus cuerpos para sostener los embarazos, no está lejos de realizarse. De momento son úteros de otras mujeres los que cumplen esa función.

El psicoanálisis tuvo el atrevimiento de mezclar en las cosas de la maternidad un elemento extraño, digamos ectópico, que es el deseo inconsciente. Con Freud llegó el escándalo: cuando las niñas sueñan con tener un bebé, no es del bebé como tal de lo que se trata sino del padre por un lado y del falo por otro. El bebé facilita el acceso al falo por procuración. Y con Lacan llegó la gramática: partiendo de la experiencia analítica, con dos letras mayúsculas DM, escribió lo que cuenta ‒y se cuenta‒ de la madre.

Con todo, a las consultas de los psicoanalistas hoy siguen llegando mujeres que transportan los límites del saber para dar cuenta de lo real de la transmisión de la vida. Algunas sufren por ello. Con la orientación lacaniana se puede, como decís con vuestras preguntas, no confundir el deseo de ser madre con el de tener un hijo, o saber reconocer que a la paternidad y a la maternidad se accede por vías que son múltiples, la lectura del caso Juanito por Lacan muestra más de un camino.

Entonces parece que la madre es posible sin el cuerpo, al menos el propio. Y parece que es posible también sin el hombre, al menos sin tener que pasar por el cuerpo sexuado de un hombre. Madres sin cuerpo y sin hombre, la civilización parece caminar produciendo cada vez más elementos prescindibles. Paradoja a pensar con la elevación de los objetos "a" al zénit social.

La pregunta que podríamos abrir entonces sería ¿qué habría de irreductible en la función materna? De qué no se podría prescindir, si es que existe ese elemento y podemos localizarlo. La clínica psicoanalítica tiene mucho a decir al respecto.

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