19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018
X JORNADAS DE LA NEL
Invitadas

¿Qué hijo(a) soy?

Por Raquel Cors Ulloa

"Termino por creer, vea usted, en la declinación de mi vida, que no hay personas mayores". He ahí lo que designa la entrada de todo un mundo en la vía de la segregación.
J. Lacan[1]

No hay hijo sin madre, es un hecho. Un matter of fact de la clínica, la clínica psicoanalítica en la que recibimos casos de seres parlantes, seres que hablan en un análisis del hijo o la hija que ontológicamente son. Ser ese producto del deseo, del goce, del malentendido, confronta -en el mejor de los casos- a querer saber lo que se es… Un deseo de saber escuchar el inconsciente. Mientras que otras veces, de ese ser mejor ni hablar, es la resistencia -del analista por supuesto- a no saber.

He ahí una de las respuestas más interesantes en la historia del psicoanálisis, que hasta nuestros días, permite situar la realidad de su marco, el de cada uno, a la singular pregunta por ¿Qué hijo(a) soy? en resonancia con el interesante equívoco ¿Qué hijos hoy?

Si algo sabemos, gracias a un análisis, es lo realmente simbólico de la mentira que cada uno se cuenta y con la que se presenta sirviéndose del "como si" hubiese una relación de lo simbólico y lo imaginario. Fortuito encuentro, condicionado por lo real, ya que sin lo real no hay funcionamiento ni realidad. Es yendo por lo real, y no hacia la comunicación, que de él podemos hacernos, quizá, una idea.

La varidad de ideas que la interpretación alcanza a leer, escuchando el hijo(a) que se es… trae consigo a diván una serie de expresiones y experiencias, producto de ese real que condicionó su realidad. Es así que se abre un camino por andar vía el objeto que tomará el valor de la angustia que no miente y el síntoma que no cesa.

El título de las X Jornadas de la NEL ¿Qué madres hoy? Vicisitudes en la experiencia analítica, alude a laexperiencia que enseña cada vez, con cada caso, la pluralidad de funciones -a veces inquietantes- del estrago, la desmentida, la castración, la locura o el delirio. Un abanico de funciones que lejos de clasificar o develar los misterios del Deseo de la Madre -escrito en mayúsculas- quizá solo alcanza a sumergirnos en nuestras lecturas contemporáneas, que orientadas por lo singular, permiten traducir cada una de las significaciones con las que cada niño o niña intenta responder al deseo, en tanto x, o en tanto enigma.

Éric Laurent, en su intervención titulada "El niño y su madre",[2] señala que hay tres preguntas y tres respuestas posibles:

  1. El niño como falo de la madre.
  2. El niño como síntoma.
  3. El niño como objeto del fantasma de la madre.

Cada una de estas respuestas en los niños apunta a tres identificaciones posibles:

Σ φ a
Neurosis Perversiones Psicosis

Situar estas preguntas y sus posibles respuestas, permite escuchar analíticamente la referencia desde dónde cada quien opera con su cada que, especialmente con lo que del objeto privilegiado se realiza en los hijos, esos hijos que en análisis tanto enseñan a la posición del analista, en su posición analizante, es decir en su recomenzar por la clínica, la política y la epistémica.

Dado que es en análisis que recibimos a hijos e hijas de un Otro, lo que se lee de ese lugar, en el que se "les transmitió 'dándoles la vida' como suele decirse. Es lo que heredan. Y es lo que explica su malestar en la piel, cuando se da el caso. El malentendido ya está desde antes, en la medida en que forma parte de ese bello legado desde antes, o más bien forman parte del parloteo de sus ascendientes"[3].

Me interesa pues plantear junto a ustedes -seguramente durante la Jornada Clínica- las respuestas, sin igual, que los casos nos enseñan. Por un lado, la infantilización generalizada de la sociedad, la insistencia psicopedagógica materna enganchada en lo desregulado del estrago y su larga espera por el eterno amor. Por otro lado, un agujero a bordear que se verifica en el trayecto analítico, cuando irrumpe la inconsistencia del Otro de turno, pues como enseñan los Lefort: hay momentos en que lo real alcanza lo real sin pasar por la palabra mentirosa[4].

Para ello habrá que dar cuenta con las disancias lacanianas de la separación conclusiva, una vez caída la prisión de la infancia. Pues la clínica del niño enseña mucho sobre lo que hay en el cuerpo del adulto, y es que dar el paso -al final del análisis- pasar a la adultez -como deseo transmitir en mi testimonio- es un salto que implica salir del encierro.

Santiago, 16 de agosto de 2018

NOTAS

  1. Lacan, J., Alocución sobre las psicosis del niño, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires 2012, p. 389.
  2. Laurent, E., Conferencia pronunciada en Vigo el 25 de febrero de 1984. Publicado en: Hay un fin de análisis para los niños. Buenos Aires: Colección Diva, 1999. Pág. 13-21
  3. Lacan, J., El malentendido (10/06/1980)
  4. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 118.
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