19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018
X JORNADAS DE LA NEL
Invitadas

"Grandma´s today"

Por Angelina Harari, Presidenta AMP

Haciendo seguimiento a las configuraciones familiares contemporáneas, tenemos que, en la época de la familia nuclear, como grupo solitario de padres e hijos, toda la energía del grupo es consumida en la promoción de los niños, cada una, cada familia en particular y sin ambición colectiva, separada del mundo. (ARIES, (1978) 2015)

La familia moderna se separa del mundo en la medida que los hijos llegan al hogar, hablamos de la llegada al hogar de los hijos, como un gran acontecimiento que dio a la familia su principal característica. Estudios históricos de la evolución de cómo vivían las familias medievales muestran, que el niño conquistó un lugar junto a los padres, en comparación a la época en que era enviado a otros lugares para ser "educado". Correspondiendo así la necesidad de intimidad y de identidad de los miembros de la familia que se unen. (ARIES, (1978) 2015)

¿Cómo pensar la característica actual de la familia, ya no centrada en el modelo de familia nuclear, patriarcal, con padre y madre encarnados en el género?

La identidad de la familia correspondía a una pequeña sociedad compleja y jerarquizada, comandada por el jefe de la familia, hecho que se pierde en el pasaje de la familia moderna a la familia contemporánea, que, a su vez, convierte la función del jefe de familia en una construcción individual, un modelo que cada uno va a inventar. La función de familia no necesariamente centrada en el matrimonio de un hombre y de una mujer, la pareja parental solo deja de ser una familia en germen: "la familia como la institución basada en el matrimonio con la finalidad de criar a los hijos, revela por fin, su carácter de ficción y la separación de dos instituciones, la del matrimonio y la de la familia." (FUENTES, 2017)

Desde el punto de vista del psicoanálisis, se comienza, casi siempre, por analizar la novela familiar, diríamos más exactamente, el delirio familiar. Este no siempre se presenta en forma de recuerdos, en forma de enigmas a ser descifrados. En la viñeta clínica que tomaré se trata de alguien que busca en el análisis la base para escapar de su propia experiencia de devastación de la relación madre/hija, ella como hija única, y que, en la maternidad, encuentra refugio. Viene a certificar que el psicoanálisis respalda su maternidad, porque su posición de hija devastada no es colocada como una cuestión posible de ser analizada, es la madre la que presenta un desequilibrio, es la madre el Otro malo. No hay posibilidad de implicación subjetiva en este punto. No hay ninguna posibilidad de visualizar su lado malo en esta relación. Lo mismo se repite en su posición de abuela, en tanto esto ocurre en circunstancias distintas a la de su modelo familiar, ya sea la de la familia donde se crió, con padre y madre, ya sea el de la familia que crió con su marido, una pareja parental como germen de una familia.

Había encontrado una solución para la cuestión de la devastación materna, casándose y distanciándose geográficamente de la madre para criar a sus hijas, fuera del radio de influencia maléfica, para las hijas, como para ella misma. La angustia sobreviene cuando, la viudez y el envejecimiento de la madre, no le permite conservar esa solución. El deber de una hija única es estar al lado de la madre, de tener que cuidarla y de sufrir de esa proximidad casi insoportable.

Llegó su turno de convertirse en abuela, momento en que una de sus hijas decide legalizar su relación de pareja con una compañera, y lo hace con brindis, fiesta y unión de las familias.

En la figura de abuela contemporánea ella encontrará una forma de resguardarse de su delirio familiar, no sin sufrir, pues su hija da a luz a un par de gemelos, habiendo uno de ellos nacido con una dolencia típica de los niños prematuros. Es como abuela que se desdobla en los primeros meses del nieto, haciendo las veces de madre, pues la hija se dedica al otro bebé que permanece hospitalizado.

Aquí cabe distinguir lo que funciona para este sujeto de protección, de defensa del delirio familiar, lo que hace de síntoma para ella, de las heridas de la vida, de los malos encuentros. La construcción individual del modelo familiar responde a lo que funciona como defensa, y en este caso, es el saber del psicoanálisis lo que sustenta esa defensa, sin el cual el sujeto no divido, sucumbiría.

Acoger el mal-estar, colocándose como resistencia al moralismo embutido en una certeza casi indiscutible del Otro malvado, en una experiencia marcada por el fracaso rotundo de perturbar algo del modo de goce presentado en la transferencia, puede, sin embargo, tornarse válido, pues contraría los patrones y sigue los principios del psicoanálisis lacaniano fuera de la norma (hors-norme). Configurando así un respeto a la individualidad.

Lacan siempre inscribió la posición femenina trascendiendo la posición edípica normatizada por la ley fálica, o sea que se busca en el psicoanálisis un más-allá de cualquier posibilidad de normatización en la construcción de una familia, un más-allá de cualquier cosa que normatice por lo universal, escamoteando el hueco de la ausencia de la proporción entre los sexos, inscrita en la naturaleza.

Traducción: Aliana Santana

BIBLIOGRAFÍA

  • ARIÈS, P. História Social da Criança e da Família. 2ª. ed. Rio de Janeiro: LTC, [1978] 2015. 189 p.
  • FUENTES, M. J. S. Asuntos de familia, 2017. Disponible en: http://asuntosdefamilia.com.ar. Acesso em: 15 ago. 2017
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