19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018
X JORNADAS DE LA NEL
Invitadas

El estrago como solución femenina

Por María Cristina Giraldo

Situar, como hace Marie-Hélene Brousse,[1] el estrago como solución femenina a la no relación sexual, me permite trasegar otra senda distinta a la de la devastación producida por el Otro materno, que es la vertiente habitual. Está en la perspectiva del trauma y la pulsión: el trauma que es el estrago y la respuesta fantasmática que intenta dar sentido a ese agujero. ¿Qué del estrago entra en el fantasma, como un intento del sujeto de tratar el goce en juego y separarse de Un real? El Otro del estrago funciona como un Otro completo y consistente, a diferencia de la mujer que hay en la madre que es no-toda, en tanto su goce es dual: fálico y femenino. Que el estrago sea una solución femenina, de un lado, lo vincula a la implicación subjetiva y a la responsabilidad del sujeto del estrago, no lo inscribe en posición de objeto de goce del Otro estragante, lo que quiere decir que si es víctima no lo es del Otro, sino del propio inconsciente, tanto para la madre que estraga, como para la hija estragada y, del otro lado, pone el acento en la elección de una solución.

Lacan nos sorprende por lo que avizoraba desde su primera enseñanza con la pregunta por el no-todo fálico. En "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina", pone en relación la sexualidad femenina y la maternidad; pregunta si "la mediación fálica drena todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer, y principalmente toda la corriente del instinto materno"[2]. La mediación fálica se pone en juego en el Deseo de la madre, del que Lacan dirá más adelante, en el Seminario 17: "no es algo que pueda soportarse tal cual…siempre produce estragos".[3] Si bien es un deseo posible de ser metaforizado y limitado por el falo, decible y localizable, hay algo en exceso que está más allá del falo: el goce femenino de la madre, sin límite, indecible, irrepresentable, no contabilizable, ese agujero con el que la madre en tanto mujer tiene que arreglárselas. Eso pulsional que la mediación fálica no drena es el goce femenino que nos permite pensar en una locura del ser, y cuando el hijo tapona la falta en ser de la mujer que es la madre, en una locura del tener.

NOTAS

  1. Brousse, M.-H., "Saber hacer femenino con la relación. Las tres r: astucia, estrago y arrebato", intervención pronunciada el 12 de junio de 2010 en la Jornada sobre la égida del Campo Freudiano "Formas de la sexualidad femenina", en Atenas, luego publicada en francés e inglés en el NLS Messenger N°669, como trabajo de referencia hacia el VII Congreso de la New Lacanian School celebrado en Ginebra el 26 y 27 de junio de 2010 bajo el título "Hija, madre y mujer en el siglo XXI". Disponible en: http://www.amp-nls.org/nlsmessager/2009/669.html
  2. Lacan, Jacques, "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina", (1960), Escritos II, Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires, 2005, p.709.
  3. Lacan, Jacques, El Seminario, libro 17, El Reverso del Psicoanálisis, (1969-1970), Edipo, Moises y el padre de la horda", Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 118.
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