19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018
X JORNADAS DE LA NEL
Bibliografía

Jacques-Alain Miller

Referencias Jacques-Alain Miller

  • Miller, J.-A. (1997). Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós. Miller, J.-A. (2011). Donc, La lógica de la cura, Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (2011). El banquete de los analistas. Buenos Aires: Paidós Miller, J.-A. (2005). Los usos del lapso. Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (2007). La angustia lacaniana. .Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (1992). Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. Barcelona: (pp. 283-293). RBA libros.2006.
  • Miller, J.-A. (1992). 'Clínica de la posición femenina.' Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. Barcelona: (pp. 283-293). RBA libros.2006.
  • Miller, J.-A. (2005). De la naturaleza de los semblantes. Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (en colaboración con Laurent E.) (2006). El Otro que no existe y sus comités de ética, Buenos Aires: Paidós
  • Miller, J.-A. (2008). El partenaire-síntoma. Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J-A. (2005). El niño, entre la mujer y la madre. Digital de la Orientación Lacaniana, Año IV, No 13, Junio-Julio 2005, disponible: http://virtualia.eol.org.ar/013/default.asp?notas/miller.html
  • Miller, J.-A. (2005). 'De mujeres y semblantes (1992), Clínica femenina, en Conferencias Porteñas, Tomo 2., (pp.97-101) Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A (1998). El hueso de un análisis, Buenos Aires: Tres Haches. (pp.74- 84).
  • Miller, J.-A. (1991). Recorrido de Lacan, Buenos Aires: Manantial.
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  • Miller, J-A. (2006). 'Mi mamá desea el cuerpo de un hombre' https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-61290-2006-01-05.html
  • Miller, J.-A. (2010). Los divinos detalles, Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J.-A. (2010). 'El sujeto histérico' en Extimidad, Buenos Aires: Paidós, pp. 99-115
  • Miller, J.-A. (2013). El lugar y el lazo, Buenos Aires: Paidós,
  • Miller, J.-A. (2013). Piezas sueltas (2004-05), Buenos Aires: Paidós
  • Miller, J.-A. (2011). Sutilezas analíticas, Buenos Aires: Paidós
  • Miller, J.-A. (2011). El Ser y el Uno, Inédito, Clase del 9 de febrero.
  • Miller, J.-A. (2011). 'De la madre malvada a los padres tramposos', en Miller, J.-A. y otros, Cuando el otro es malo, Buenos Aires: ICBA-Paidós, pp. 62-63.
  • Miller, J.-A. (2016). 'Un trío de melodrama, Revista Enlaces No 22, Publicación del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia, Buenos Aires: Grama.
  • Miller, J.A. (2016). Desarraigados. Buenos Aires: Paidós.
  • Miller, J-A. y otros. (2017). Los miedos de los niños. Buenos Aires: Paidós
  • Miller, J.-A. 'Una fantasía' Conferencia en Comandatuba. http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-Alain-Miller-en-Comandatuba.html

 

Citas en referencia en Jacques-Alain Miller

Miller, J.-A. (1997) Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós.

(p.142)

"(….) La pareja parental no puede fundar la proporción sexual del hombre y la mujer. Lo que sí podemos encontrar, precisamente, es que la madre obstaculice el acceso a la mujer por ser ella misma "la mujer" en singular, o que el padre obstaculice el acceso al hombre (..) Lo que la pareja parental puede fundar no es la proporción sexual, es la identificación."

(p.163)

"(….) La mujer no existe y por lo tanto hay que hacerla existir a través de rasgos que no son el rasgo puro, el significante puro de la feminidad."

(p.165)

"Así, esto es lo que- Lacan dice- se encuentra en el Edipo. ¿qué es el Edipo freudiano sino la matriz lógica misma que indica que el partenaire prohibido? Y de allí que la referencia maternal sea constante en estos textos de Freud. Precisamente, si hay un problema en la elección del objeto es porque el objeto elegido, es decir la madre, es, al mismo tiempo ,un objeto prohibido."

(p.168)

"Es por eso que Lacan puede decir en el seminario sobre la ética que das Ding, el "goce primario", es la madre. Y también la madre de Klein. Melanie Klein ha aproximado este punto utilizando la figura de la madre que, en realidad, tiene como sustancia- si se puede decir- la interdicción del goce. Así se entiende también en qué, la metonimia superior, la metonimia del deseo, del Otro del deseo, en qué esa metonimia constituye

- en los términos de Lacan - un metabolismo del goce." (p.173)

(….) Que el secreto de todo esto sea la función de la madre como propiedad del padre e infiel al hijo por el mismo hecho, muestra que en eso una misma lógica funciona. (…) que la mujer elegida no sea toda del sujeto; que, para poder reconocer a una mujer como deseable, es necesario introducir un efecto de no todo, en el sentido de Lacan:"

Miller, J.-A. (2011). Donc. La lógica de la cura. (pp.213-232) Buenos Aires: Paidós.

(p. 228)

"(.......) ¿Cuál es su motivación para retomar este fort –Da y reelaborarlo? Mostrar cómo el objeto pasa de ser real a ser simbólico. Hasta el momento teníamos la madre simbólica o simbolizada, quien posee objetos objetos reales que puede aportar al niño. La ficción teórica que Lacan formula es que la madre no responde, y al formularla salimos del hecho freudiano estricto. La madre no responde al llamado, no obedece al llamado simbolico del niño, y por ende, como hace lo que le da la gana, no es reductible al significante S(M).

-Que si obedece a un retorno periódico en calidad de significante: Fort-Da, Fort- Da….Cuando la madre es símbolo obedece a este ciclo simbólico que no cesa de girar, pero si no responde cesa de jugar el juego simbólico. En un sentido, el Fort –Da es un esfuerzo de dominio simbólico de la madre, y lo que Lacan introduce es que ella rechaza volver al mismo lugar, tiene caprichos, y eso es precisamente lo que Lacan formula cuando dice que ella 'se convierte en una potencia'; llega incluso a llamarla real. Eso significa que ya no define lo real simplemente como lo que vuelve al mismo lugar que le asigna lo simbólico, sino como lo que no es dócil a lo simbólico".

(p.p.228-229)

"Lacan acentúa en verdad este concepto del don; el objeto valdrá como signo del amor de la madre: Allí se introduce por primera vez la función del amor, que traduce el desplazamiento del objeto de lo real a lo simbólico."

(p.229)

"(…. )Freud acentuó especialmente la función del amor y del signo de amor en la sexualidad femenina, al punto de decir que la más viva experiencia de la castración para una mujer es la del rechazo del don del amor."

(p.237)

"(….) para una mujer, en efecto, el signo de amor es esencial. Ella busca el signo de amor en el otro, lo espía. Quizá quepa decir que a veces lo inventa. En este aspecto, el signo de amor es tan frágil, tan fugaz, que hay que hablar de él con todos los miramientos que se imponen.

(p. 240)

"La mujer llega a este seminario pues su caso es ejemplar y pivote en esta articulación entre el objeto y la falta, a tal punto que todos sus objetos giran en torno a la falta fálica, toman su función en relación con esa falta"

(p.242)

"Allí Lacan indica- lo cito porque eso corrige ciertas cosas que hallamos en el Seminario IV- que es preciso "que la madre tenga un deseo fuera" del niño, que este niño no sea todo para ella, y que si lo es, si la colma, si ella se atiborra de él atiborrándolo, entonces la imagen fálica forzosamente se superpone a él"

(p.265)

"La disyunción que evoco entre mujer y madre no es tan artificiosa, ya que la experiencia analítica nos aporta casos en los que el rechazo de la maternidad es inconsciente, en los que una mujer quiere ser madre, lo enuncia, lo proclama pero experimenta que le es imposible llegar a serlo por razones que no dependen de la fisiología. Hay casos en los que si depende de la fisiología, de la edad o de alguna malformación, casos especialmente desgarradores que tienen todo su interés por testimoniar ese anhelo, ese Wunsch-término freudiano que traducimos por deseo- de ser madre."

(p.266)

"(……) Tal rechazo inconsciente de la maternidad es el lugar estratégico en el que hemos de ubicarnos para ver desunirse- en la esfera del inconsciente, como dice Freud- mujer y madre."

"(…..). En efecto, en la experiencia parece que una vez que cae esta identificación viril las vías de la maternidad podrían abrirse para el sujeto femenino. ¿pero, qué significa la identificación viril? ¿no es preciso acaso poner en juego más profundamente una identificación de una mujer con el significante del deseo que llamamos falo? Ese rechazo de la maternidad - rechazar ser el Otro de la demanda, la madre, para quedar como el Otro del deseo - es algo que, en efecto, ocurre."

(pp. 266-267)

"A decir verdad, el obstáculo inconsciente a la maternidad con frecuencia parece imaginario. Es un hecho que el embarazo representa un atentado a la imagen del cuero propio……., un daño hecho a la imagen, que redoblaría ese daño que encarna la castración real. Es como si, además de estar deformes con respecto a la imagen del cuerpo masculino, la maternidad implicará una deformidad suplementaria."

(p.267)

"(….) A este respecto, el rechazo inconsciente de la maternidad puede colocarse en el registro de los estragos de la relación madre – hija, en los que la madre como Otro todopoderoso de la demanda, es considerada responsable de lo que le falta a la hija, en los que se la tiene como el agente primordial de la castración de esta, precisamente por encarnar la omnipotencia suscitada por la demanda misma."

(p.267)

"La Otra mujer. Debemos a Lacan el haber despejado su instancia clínica a partir de Freud. Despejo su función a propósito de la mujer histérica, pero tiene toda su incidencia, toda su presencia en la vida amorosa del hombre. Querer ser la Otra mujer es una solución que se propone al deseo femenino"

(p. 268)

"Cuando el deseo de ser madre se manifiesta en el sujeto femenino, su intensidad es absolutamente incomparable con el deseo de ser padre en el varón.……….. Es que en la mujer este deseo está en contacto directo con la castración."

(p.268)

"(…..) En las elaboraciones de Lacan sobre la sexualidad femenina está presente la idea de que tal vez con la maternidad se realice en la mujer el rechazo de la feminidad, como si la pureza de la indigencia que implica la posición femenina se revelase al fin insostenible para ese sujeto que por ello se precipita en el tener hijos. Creo entonces que plantear, al menos como problema, que la maternidad podría ser un rechazo de la feminidad está de acuerdo tanto con la ética como con la experiencia del psicoanalisis."

"La experiencia es al respecto elocuente, pues se constata que la maternidad de una mujer puede muy bien conducir a un hombre-el mismo que la hizo madre- a ya no poder tener relaciones sexuales con ella; hacer de una mujer una madre puede reducirlo a la impotencia o al menos a reducir seriamente su apetencia."

(p.270)

(…..) Nada impide que la maternidad sea para la mujer la vía en la cual se realiza la asunción de su castración. Nada lo impide, ya que existe el amor, el amor Lacaniano. La madre no es solamente la que tiene. Más allá del Otro todopoderoso de la demanda, del Otro de la demanda de amor ella ha de ser la que no tiene, la que da lo que no tiene y que es su amor. La madre, en calidad de Otro del amor, solo está allí a costa de su falta- su falta asumida, reconocida. La mujer-mujer, la mujer falo que se consagra al goce, trueca su falta por el significante del goce, a riego de pagarlo con angustia."

(p. 271)

"Entonces no me avergonzará hacer ahora un elogio de la maternidad, pues por filosa que sea en el inconsciente la antinomia madre-mujer, eso no quita que una madre es "suficientemente buena·- retomo la expresión de Winnicott - a condición de no ser toda para sus hijos"

(p.271)

"(….) el lugar del deseo debe ser preservado fuera de la relación con el hijo. Es lo que dice el Edipo Freudiano y lo que Lacan transcribió mediante la metáfora paterna, sin duda bajo la forma de la referencia y la reverencia al padre, pero lo que allí se transcribe es que la madre es una mujer, que una madre no es adecuada a su función más que a condición de seguir siendo una mujer".

"(…) Medea es el momento que hace falta para recordar al hombre, siempre dormido, que la feminidad no se agota en la maternidad. ¡Pobre necio de Jasón, que creía que su mujer lo amaba como una madre! Descubre que los hijos que le había dado no habían engatusado en ella el deseo de ser el falo como para que lo dejara partir indemne rumbo a la Otra mujer. Jasón llega a decirle: Está todo bien, tienes los hijos y ahora yo sigo mi deseo. Medea no quería ser madre sin ser al mismo tiempo la Otra mujer."

Miller, J.-A. (2005) "El niño, entre la mujer y la madre", Virtualia, 13.

"Ahora bien, creo que la lección de este Seminario es que lo que permanece ignorado al hipnotizarse con la relación madre- hijo no es sólo la función del padre, cuya incidencia sobre el Deseo de la Madre es, sin duda, necesaria para permitirle al sujeto un acceso normalizado a su posición sexuada. Es también que la madre no es "suficientemente buena", para retomar la expresión de Winnicott, si sólo es un vehículo de la autoridad del Nombre del Padre. Es preciso, además, que para ella "el niño no sature la falta en que se sostiene su deseo".

¿Qué quiere decir esto? Que la madre sólo es suficientemente buena si no lo es demasiado, sólo lo es a condición de que los cuidados que prodiga al niño no la disuadan de desear como mujer. O sea – por retomar los términos de Lacan en su escrito "La significación del falo" – no basta con la función del padre. Todavía es preciso que la madre no se vea disuadida de encontrar el significante de su deseo en el cuerpo de un hombre."

"Destacar el valor del niño como sustituto fálico, su valor de ersatz, en términos de Freud, puede extraviarnos si conduce a promover de forma unilateral la función de colmar del hijo, pues nos hace olvidar que éste no es menos causante de una división entre madre y mujer en el sujeto femenino que accede a la función materna. "

"Así, el niño no sólo colma, también divide, y esto es lo que destaca el título del coloquio. Que divida es esencial. Ya hemos dicho que es esencial que la madre desee más allá del hijo. Si el objeto niño no divide, entonces, o bien cae como un resto de la pareja de los genitores o bien entra con la madre en una relación dual que lo soborna –para retomar el término de Lacan– al fantasma materno. "

"Se puede hacer, pues, una distinción muy fácil: el niño, o colma o divide. Las consecuencias clínicas de esta distinción son patentes. En las "Notas a Jenny Aubry", Lacan establece una división en la sintomatología infantil, según que esté relacionada con la pareja o se inscriba de forma prevalente en la relación dual madre-hijo. Hay dos grandes clases de síntomas, tal como los presenta Lacan: los que están verdaderamente relacionados con la pareja y los síntomas que, ante todo, están en la relación dual del niño y la madre."

"El ejemplo de Lacan es el síntoma somático. Y muestra que, en primer lugar, el síntoma somático del niño alimenta en la madre neurótica el motivo de la culpabilidad; que, en segundo lugar, la perversión que quizás marque su deseo se traduce en la fetichización del síntoma infantil; y, en tercer lugar, que en los casos de psicosis de la madre, se ve como el síntoma somático del niño encarna su forclusión."

"En cuanto al caso de la madre adúltera, el síntoma de la pareja repercute habitualmente en el hijo varón, mientras que, según he podido observar, es mucho más llevadero para la hija."

"En este punto es donde, con Lacan, hemos de completar a Lacan. En su célebre artículo "La significación del falo" que transcribe los estudios de Freud sobre la vida amorosa, Lacan asigna a la función masculina la divergencia del amor y del deseo, y al lado mujer le asigna la convergencia del amor y el deseo. Pero también advierte que la convergencia femenina es compatible con un desdoblamiento del objeto, un desdoblamiento del ser del hombre, al cual divide en su posición de falóforo suscitando o exigiendo su amor. Esto tiene como efecto hacer que el hombre esté en falta, al exigírsele que dé algo que él no tiene. "

"Esta divergencia del deseo femenino hacia el niño es a veces motivo de angustia para el padre, en este caso según la otra fórmula de la angustia, que relaciona este afecto con la emergencia del deseo del Otro como enigma del ser. Y a veces es el nacimiento del niño lo que produce un retorno de la angustia para el padre: "Así, ¿qué quiere? ¿Quién soy para ella?". Un hombre, diría yo, no se convierte en padre sino a condición de consentir al no-todo que constituye la estructura del deseo femenino. "

Miller, J.-A. (2005). Los usos del lapso. Buenos Aires: Paidós.

(p. 127)

"El capricho, en tanto voluntad sin ley, es lo que mejor encarna a la voluntad. La voluntad confundida con una ley que cumple en todo momento y lugar función de ley, implica que solo se ve

la ley, su fuerza anónima. En cierta medida el sujeto desaparece allí. En el capricho como voluntad sin ley, en cambio, como voluntad imprevisible, sin principio, se capta mucho mejor lo inherente a la esencia de la voluntad. Encontramos allí, positivizada, esta asignación del capricho a la mujer como madre. Esto designa las afinidades entre la feminidad y la voluntad."

(p.160)

"Dije que había afinidades entre la feminidad y la voluntad, y que es del lado de la mujer que la voluntad se desprende con un carácter absoluto, infinito, incondicionado. Se manifiesta mejor en el capricho (……….); se trata del capricho que figura en eso que se repite como enseñanza del capítulo sobre el deseo de la madre supuesto por el Nombre del Padre en la metáfora paterna. Allí donde el padre tiene la ley, la madre tiene el capricho."

Miller, J.-A. (2007) La angustia lacaniana. Buenos Aires: Paidós.

(p.50)

"(…) en la dialéctica simbólica, la mujer entra con el signo menos porque su falta de objeto es el falo significantizado, el objeto simbólico fálico. Se trata de algo que solo le concierne a la mujer……… De ahí la incidencia del fantasma fálico en la sexualidad femenina, el creerse provista de un falo, el creer que la madre esta provista de un falo."

(p.69)

¿Cómo se concibe el seno en el sistema conceptual precedente? Habrá que revisar esto para poder valorar la mutación extraordinaria del seno, del objeto oral, en el Seminario de La angustia, donde se lo concibe como un objeto exterior, un objeto que es del Otro, en este caso la madre, y como un objeto de necesidad que satisface el hambre. Toda la elaboración de lo que Lacan llama la dialéctica de la frustración consiste en mostrar como este objeto real se vuelve simbólico,

es decir cómo el objeto de satisfacción se transforma en objeto de don."

(p.70)

"Se recuerda esto para indicar lo que opone, en la elaboración, la vía del amor y la vía de la angustia, La vía del amor, que Lacan siguió hasta entonces, da acceso al objeto simbólico, al falo como símbolo del Deseo de la Madre, al deseo como deseo del Otro. Mientras que la vía de la angustia, tal como lo trazo Freud en Inhibición, síntoma y angustia, conduce al objeto real, apunta a conducir al objeto de la satisfacción, una satisfacción que no es la de la necesidad, sino de la pulsión, una satisfacción que es goce".

Miller, J.-A. (1992). Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. Barcelona: RBA libros. 2006.

(p.288)

"Con Lacan se puede plantear la cuestión de que es una verdadera mujer - él mismo emplea esa expresión -, y su respuesta más sencilla es que el carácter verdadero de la feminidad solo se mide por su distancia con la madre. Tanto menos madre, mas mujer: ser madre - creo que hay que ir hasta este punto inhumano, escandaloso, a conservar a puerta cerrada -, hacerse madre, es un modo de hacerse existir como 'La', hacerse existir como 'La mujer que tiene' y creo que Lacan habla de una verdadera mujer cuando la madre no ha aplastado, en un sujeto, el agujero."

(p.290)

"Para Lacan el acto de una verdadera mujer es siempre una crueldad, tiene la estructura del acto de Medea, pero es una crueldad que tiene que ver con el sacrificio de lo que ella tiene de más precioso para abrir en el Otro un agujero que no se puede colmar".

(p.292)

"La mujer con postizo sería la mujer que se agrega lo que le falta, con la condición de que - siempre en secreto - ella lo obtenga de un hombre, mientras que todos piensan que es de ella."

"Por eso me parece que hay una ambigüedad en el concepto psicoanalítico de mujer fálica: no es lo mismo la que se construye del lado del ser - ser el falo-. Que la mujer fálica que aparece con el tener como propio (……) La mujer fálica esconde su falta de tener, se presenta como la propietaria a quien no le falta nada - no falta de nada y casi de nadie -, y su lado femenino se ve en el carácter decidido y a veces salvaje con el que protege sus bienes."

Miller, J.-A. (2005) De la naturaleza de los semblantes. Buenos Aires: Paidós (pp. 19 y 20)

"(…) Existe otra exclamación del mismo tipo que ¡hay analista!, que no es del orden de ¡hay alegría!; se trata de hay la mujer, una verdadera mujer. (…) El domingo pasado Colette Soler preguntó qué era para Lacan una verdadera mujer, expresión que efectivamente encontramos en varios lugares. Hay una respuesta inmediata a la pregunta, una respuesta analítica: no es una madre. La madre en el psicoanálisis es la que tiene, es siempre – debe serlo para responder a su concepto – plentiful, abundante. Una verdadera mujer, tal y como Lacan hace brillar su eventual ex - sistencia, es la que no tiene y hace algo con ese no tener."

(p. 20)

"Pero lleguemos al final de la respuesta lacaniana: una verdadera mujer es siempre Medea, quien descuartiza a sus hijos y se los da de comer a Jasón, su padre. Medea le da de comer su Dasein y, en ese momento, según Lacan, se vuelve completamente mujer. (…) desde esta perspectiva, el acto de la mujer consiste en arrancarse lo más precioso, el agalma, y repentinamente interpelar al hombre en su división, no protegerlo, ni alimentarlo, sino sorprenderlo. Por eso Madeleine

(…) la de André Gide, de quien Lacan puede señalar que es, por excelencia (…) una verdadera mujer, porque destruye lo más precioso que tenía y, a la vez, lo más precioso que tenía él…".

(p. 31)

"El Nombre del Padre no solo puede operar en ausencia del padre (por eso Lacan critica las teorías que remiten la psicosis a la carencia de este), sino que además lo vuelve ausente. Si se trata del padre hablado por la madre, en tanto tema de este discurso, está bien subrayar que es allí una referencia vacía, que es ausentado por el verbo. Y por eso, sin mito, puede afirmarse que se trata del padre muerto como el sujeto mismo del significante (…) El Nombre del Padre es desde siempre el padre metaforizado y no solamente metaforizador. Ahora bien, podemos preguntarnos qué metaforiza, qué se metaforiza en la presencia."

(pp. 82 y 83)

"La castración es lo que calza el goce. Gracias a este calzado se logra bailar más o menos con el goce (…) Contradiciendo a Freud, Lacan observa que cuando este plantea en su lógica que la mujer ya estaría al comienzo beneficiada por la castración (…) debería seguirse que ella está bien en la castración, debería ser la dicha en la castración. Pero Lacan nota que el sujeto femenino está mal en ese lugar, ya que se ve llevado a varear [auner] (…) su vaina, este órgano, con lo que calza la castración, cosa que no conviene especialmente. Y pueden notarse las dificultades, los estragos de la relación con la madre, a la que se le imputa ser agente de esta castración".

(p. 126)

"(…) por qué no decir que a veces las mujeres parecen, en la medida en que esto sea posible, más amigas de lo real? Después de todo, se explica, ya que no necesariamente tienen la misma relación con la castración que los hombres. En cierto sentido, como señala Lacan, la castración es en ellas de origen, lo cual se confirma con la conocida indicación sobre la ausencia de fetichismo en las mujeres."

(p. 134)

"Por eso Freud no duda en hacer de las mujeres las enemigas de la civilización o, más precisamente de los semblantes, y en ubicarlas del lado de lo real, como las que le recuerdan al varón que todos sus intereses se originan en «un carajo» (entre comillas). Por eso hace de la posición femenina una posición que no se presta fácilmente a la sustitución de lo real por un semblante. Y por eso, al mismo tiempo, no se fía del superyó femenino (…)"

(pp. 154 y 155)

"En la medida en que se atribuya la subjetivación a la parte femenina de la especie, el no tengo implicaría una significación de básica inferioridad, que puede asumirse como un je n'ai pas de quoi [no tengo con qué], como se dice en francés. Luego, indica una significación de sumisión, pero también de conquista de lo que no se tiene, cierto lo tendré, si me permiten, un deseo de adquisición. Ese no tengo es asimismo capaz de dar origen a la convicción, al esfuerzo por ser en ese lugar. Ser en vez de no tener es la metáfora fálica de la mujer, es uno de los caminos de la solución femenina, que muestra, al mismo tiempo, que en el hombre el tener impide el ser (…). Hay dos – y solo dos – soluciones para este no tener : adquirir a todo trance o hacerse ser (…) es posible pasar por la apropiación de otras cosas: por ejemplo, la adquisición del niño como don del hombre, después de lo cual a veces el hombre solo vale como antiguo combatiente. Una vez tomada de él esta parte, queda como un accesorio, un testigo. Y no faltan testimonios de hombres que se resisten a este don del niño porque tienen la ambición clavada al cuerpo, si me permiten, de ser ellos mismos hijos de sus esposas."

(p. 177)

"La metáfora paterna nos propone el Nombre del Padre que viene al lugar del deseo de la madre, indicado por sus idas y vueltas, por la aparición y desaparición de su significante. En esta nueva perspectiva el Nombre del Padre aparece como el nombre de lo que concierne a la madre en cuanto a su goce, se presenta como seudónimo de la madre en tanto ella designa el goce como otro, como diferente. El Nombre del Padre se presentaría como el seudónimo en tanto Uno de lo que sería verdaderamente el Otro".

Miller, J.-A. en colaboración con Laurent, E. (2006) El Otro que no existe y sus comités de ética, Buenos Aires: Paidós

(pp. 52 y 53)

"[¿Cuántos niños?](…) La existencia misma de la cuestión de la natalidad toca en el centro de lo íntimo del deseo, tanto más cuanto desde hace cincuenta años se regulan los nacimientos y existe una contracepción por la píldora que abrió algunas perspectivas que antes pasaban por otras vías"

(p. 55)

"[Los derechos humanos de las mujeres] (…) esta descripción expone una sabiduría femenina extraordinaria: las mujeres son, ciertamente, ineducables, pero – o quizá por eso mismo – llegan a regular el nacimiento de niños, el deseo de tener un hijo, en límites que permiten un crecimiento que no sea completamente enloquecedor".

Miller, J.-A. (2008) El partenaire-síntoma. Buenos Aires: Paidós

(p. 283)

"(…) las significaciones que pueden reunirse en torno a esta tesis es que la falta estaría del lado de la mujer. Esta tesis puede verificarse en el hecho de que la feminidad encuentra, de modo habitual, la manera de marcarse y distinguirse con todas las insignias de la deficiencia. Es decir, como si llevar un signo de deficiencia tuviera la virtud de intensificar el carácter de la feminidad. Llegado el caso, por ejemplo, es hacer que la mujer por excelencia, como lo señala Lacan, sea la mujer pobre

(…) la feminidad se encuentra exaltada a través de todos los rasgos que pueden tener valor de rasgo de falta. También, por una inversión dialéctica, todos los rasgos contrarios pueden, eventualmente, tomar un carácter fascinador, pero siempre enraizadoss en este menos, en lo incompleto. De este modo, la mujer rica puede aparecer como la excelencia de la feminidad, la mujer poderosa, la mujer que muestra su completud, con una pequeña salvedad: que, aun cuando ella toma todos esos valores, que debemos llamar positivos, permanezca marcada por un exceso."

(pp. 289 y 290)

"(…) Del lado de la erotomanía no hay serie. (…) en el macho, el deseo pasa por el goce, es decir, requiere el plus de gozar, mientras que del lado mujer, el deseo pasa por el amor.(…) Desde el punto de vista del tener, podemos decir que el amor concierne precisamente a un objeto que no tiene. (…) para que haya amor debe haber una condición de castración. Por esta razón Lacan decía que, para una mujer, el Otro del amor debe estar privado de lo que da".

(p. 293)

"(…) podríamos decir que la verdadera mujer lacaniana, en el sentido de Lacan, la que está enganchada a lo ilimitado, la que se ve arrastrada hacia lo ilimitado es esencialmente extraviada".

(pp. 296 y 297)

"(…) los modos de gozar propios al ser masculino y al ser femenino (…) inscribiría a la izquierda el síntoma y a la derecha el estrago (…) estrago (…) es la otra cara del amor. El estrago y el amor tienen el mismo principio, a saber, A mayúscula tachada, el no-todo en el sentido del sin límite (…). El término estrago [ravage] del lado de la mujer está muy bien elegido. Lacan lo emplea (…) cuando habla del estrago de la relación madre-hija, siempre del lado mujer."

(p. 307)

"Extraviada, aquella que esencialmente no sabe lo que quiere y de la que, por lo tanto, se puede esperar cualquier cosa; es el sujeto que no acata ninguna prohibición (…) Este sujeto puede, a veces, hacer semblante de plegarse a ellas, reduciéndolas a la condición de semblantes, pero conserva para sí una libertad soberana y es siempre capaz de lanzarse hacia lo absoluto…"

Miller, J.-A. (2009) Conferencias Porteñas, Tomo 2. Las Mujeres y los nombres del Padre (pp. 97-101) Buenos Aires: Paidós.

(p.99)

"(…) Freud puso el acento en los suplementos que el sujeto puede encontrar, o inventar, para su menos, para ese menos fundamental, según él, con el que el sujeto se relaciona. Por eso dirigió la investigación analítica hacia los bienes que pueden llegar a colmar ese agujero del menos. Puso el acento en el obtener, el regalar." (…) También el niño ha sido tomado por Freud en esa serie, de tal manera que, la maternidad misma puede ser considerada parte de la patología femenina. Es decir, transformarse en madre, en Otro de la demanda, es transformarse en la que tiene por excelencia. Es la pregunta que queda abierta: ¿transformarse en madre es la solución a la posición femenina?. Lo que podemos decir es que es una solución del lado del tener, y que no es seguro que Freud haya elaborado otra solución para las mujeres, salvo esa solución del lado del tener."

Miller, J.-A. (1998). El Hueso de un análisis. (pp.74-84). Buenos Aires: Tres Haches.

(p.74)

"Entonces, tomemos la cuestión de la pareja-síntoma, que es una nueva definición del gran Otro, es el gran Otro definido como medio de goce. Esto concierne al gran Otro de dos formas: primero, el Otro se revela así como representado por el cuerpo y, en segundo lugar, como lugar del significante, ya que la promoción del cuerpo en Lacan no anula absolutamente al Otro como lugar del significante, sino que simplemente destaca que el significante mismo es un medio de goce. De ahí toma su sentido la fórmula: no hay relación sexual. Puesto que quiere decir que el parlêtre como ser sexuado no hace pareja a nivel del significante puro, sino a nivel del goce, y que esa relación es siempre sintomática."

(p.75)

"El goce fálico, como autoerótico, se produce fuera del cuerpo, o sea en el punto de excepción. Me inclino por representar la localización distinta del goce femenino en función del No-Todo. En este caso, el lugar del goce no está fuera del cuerpo, se produce en el cuerpo; sin embargo, ese cuerpo no hace un Todo, no tiene unidad, de lo que se deriva que el cuerpo femenino sea el goce otrificado. Es lo que Lacan explica diciendo que la mujer es Otra para ella misma."

(p.77)

"(…) si usamos una indicación de Lacan: la pareja-síntoma del hombre tiene la forma de fetiche, mientras que la pareja- síntoma del parlêtre femenino tiene la forma erotomaníaca. Esto se ve en el pase: al comienzo los hombres tienen que resolver la cuestión del fantasma, la forma fetiche que sus fantasías imponen a la pareja, mientras que, en sus comienzos, el parlêtre femenino en análisis tiene que resolver la cuestión del amor, esto es, la erotomanía."

(p.77)

"Como dije al pasar ayer, el modo de gozar de la mujer exige que su pareja hable y la ame. Para ella el amor está tejido en el goce y es preciso fundamentalmente que la pareja sea A/; que él sea aquél al que le falta alguna cosa, y que esa falta lo haga hablar."

(p.78)

"Del lado femenino, el parlêtre impone a la pareja una forma distinta en función de lo ilimitado del goce. Para entenderlo pensemos en el papel central de la demanda de amor en la sexualidad femenina. La demanda de amor desempeña en la sexualidad femenina un papel incomparable con el masculino. La demanda de amor comporta en sí misma un carácter absoluto y una tendencia hacia el infinito que se manifiesta en el hecho de que el Todo no está formado, el Todo no hace Uno y eso se abre hacia el infinito, más allá de todo lo que pueda ofrecérsele como prueba. Es una demanda que incide sobre el ser de la pareja y que deja al desnudo su forma erotomaníaca, la de que el otro la ame."

(p.79)

"Entonces, para la pareja del parlêtre femenino hay dos axiomas que debemos guardar en el espíritu si no queremos ser embrutecidos. Primero, para amar es preciso hablar, el amor es inconcebible sin palabras, justamente porque amar es dar lo que no se tiene y no se puede dar lo que no se tiene a no ser hablando, porque es hablando que damos nuestra falta en ser. Tanto mejor cuanto hablamos de amor, pero no es de manera alguna necesario, ya que hay mujeres que se satisfacen muy bien si la pareja las critica, con tal de que él hable. (…) Segundo axioma, para gozar es preciso amar. Ésta es verdaderamente una exigencia del lado femenino y podría escribir la secuencia: hablar, amar, gozar."

(p.84)

"La mujer es llevada a hacerse fetichizar en la relación de pareja, es llevada a sintomatizarse, se ve forzada a velarse, a enmascararse y a acentuar su semblante. Mientras que ella hace de su pareja un A/,comporta igualmente que de su goce ella nada sepa. A/ quiere decir también eso, que ella no sabe qué decir de su goce, mientras que el hombre, por su lado, fetichiza a la mujer al precio de eclipsarse en su fantasma."

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