19 AL 21 DE OCTUBRE DE 2018

GRAN HOTEL CIUDAD DE MÉXICO | CDMX, MÉXICO

Jornadas NEL

Jornadas NEL

 

 

LaLeo#17

Editorial
 

Una nueva edición de LaLeo eslabona este nutrido camino de preparación a nuestras X Jornadas NEL. 

Un importante anuncio sobre los costos de inscripción y sus fechas correspondientes toma la cabecera por su relevancia. La tesorería de las Jornadas, sensible a las dificultades planteadas por algunos colegas y amigos para definir el apartado de su lugar en el tiempo que hemos llamado de "inscripción temprana", nos ofrece como novedad un escalón intermedio de costo y de fechas cuyos detalles adjuntamos y a los que pedimos prestar especial atención. ¡Agradecemos a los colegas que afanosamente trabajaron facilitándonos los pasos hacia este evento que será, sin dudas, un acontecimiento memorable!

Los textos reunidos en este número presentan, cada uno a su manera, la forma en que la experiencia de la maternidad suscita -de manera siempre apremiante- una respuesta que anude la emergencia de la novedad disruptiva que ella impone aún en las condiciones más esperadas. Y que devenir madre no es algo que sucede de una vez y para siempre, sino que atraviesa puntual e irreversible pero también históricamente, la vida de sus protagonistas.

Marian Brando se plantea el interrogante de si se puede situar un real propio de esta experiencia a partir de la constatación de "algo que no calza" en las múltiples historias en las que, para bien o para mal, hay un hiato entre la expectativa de la maternidad y su experiencia efectiva. Así, nos deja tres perspectivas en las que se podrían seguir distintas versiones de la presentación de este real y sus respuestas, pistas que convendrá situar de manera precisa y elucidar de camino a nuestro encuentro de octubre, y mucho más aún en el trabajo que nos reunirá en la Ciudad de México. 

Patricia Tagle Barton nos trae una interesante reflexión desde una mirada sobre la maternidad de aquellas que somos madres y somos parte también de la comunidad analítica que se interroga sobre estos asuntos. Lo hace poniendo el acento en la primera persona, la perspectiva posiblemente más difícil de encontrar. Así desde un witz necesario tal vez para empezar a hablar de eso que encuentra en silencio, puede producir un "silencio interpelable". La tríada: "cuerpo que no se es", "lengua que no se habla", "hystoria inenarrable", forma el nudo vital y central de su texto sobre lo que denomina la "experiencia extrema" de la maternidad. ¿Y qué de esto puede ordenarse bajo transferencia? Ése es su segundo punto, crucial para pensar la maternidad en la travesía de un análisis, y es abordado por la autora desde unas preciosas y singulares líneas que dejamos en el suspenso que invita a su lectura.

Una perspectiva dura y ejemplar de un tránsito extremo -de una experiencia por sí misma extrema como hemos dicho- es traída por Adriana Pèrez Forunier al hablarnos de las Madres de Plaza de Mayo. Las locas, esas locas, que querían -y quieren- saber sobre sus hijos desaparecidos. Locas de inquietud, de esperanza y de dolor que se anudaban entre ellas en su recorrido circular, cada una sola con las otras, para que su silencio forzado pudiera hacerse oír. Y para que su nudo les permitiera no volverse locas del todo, como dice el texto. 

La propia Adriana es quien propuso a su vez el tema que sirve de acompañamiento musical y que está en profunda concordancia con su escrito. Pero le pedimos a Edgar Vázquez que nos presentara esta bella versión del tema de Sting Ellas danzan solas (Cueca sola).  En su texto Edgar sabe extender este grito silencioso a las madres de los desaparecidos -incontables- de nuestros países, de nuestros tiempos, de nuestras circunstancias. 

¿Por qué bailar, aún? Sting canta su canción en Argentina junto a Peter Gabriel y con el baile en escena de las madres invitadas por él mismo a bailar... solas con ellos, solas con otros, solas con todos. Con sus lágrimas rodando, con sus rosas en alto, con sus pañuelos blancos atados, con las siluetas vacías de sus hijos arrancados atravesándonos, ellas ponen su cuerpo y bailan. Y nos recuerdan que las madres mecen a sus hijos desde que los acogen como tales. Y que este baile, aún, es "el gesto de conmemoración del deseo vivo" que las habita.

Les deseamos una estupenda lectura, augurando resonancias que sabemos serán muy fructíferas.

 

Ana Viganó

 

Comisión editorial Boletín LaLeo 

Ana Viganó (responsable), María Victoria Clavijo y Gladys Martínez

 


En este número

1. Nuevos plazos de inscripción

2. A nombre propio
Lo real en la maternidad
Por  Marián Brando. Asociada NEL-Bogotá

3. Madres en la época
Esas madres, esas, " las locas de la plaza"
P
or:  Adriana Pèrez Fournier. Asociada Nel-Guayaquil

3. DialogArte
La distancia que no se pare

Por: Patricia Tagle Barton. Miembro Nel-Lima

4. Acompañamiento musical
Cueca sola o Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa, por Edgar Vázquez.
Tema musical:  Ellas bailan solas, de Sting, interpretado con Peter Gabriel. (Tema propuesto por Adriana Pèrez Fournier)






 



A nombre propio

Lo real en la maternidad, 
Por: Marián Brando. Asociada NEL-Bogotá

Las angustias de las madres, los casos reseñados en las noticias sobre maltrato infantil y la proliferación de la oferta educativa alrededor de la maternidad, llevan a pensar en cierto desencuentro presente en la relación madre - hijo. Las madres suelen decir con cierta dificultad, que ser mamás no es lo que imaginaron, para bien o para mal según cada una pueda describirlo, se repite algo que no calza entre la expectativa de ser madre, y la maternidad como experiencia. Partiendo de este enunciado y teniendo en cuenta que la maternidad ocurre en situaciones externas y subjetivas diversas, este impasse suscita la siguiente pregunta: ¿hay en la experiencia misma de ser madre, en la estructura de la maternidad, un real con el que cada una tiene que arreglárselas? o ¿es necesario, pensar directamente la llamada relación madre – hijo, caso por caso para dar cuenta de lo que puede resultar inquietante para alguna madre?

Ser madre es un lugar inscrito de manera vasta en el campo simbólico, podría decirse que rozagante de ideales, con un significado y una función que demarcan una posición frente a los hijos y dentro de la familia. Este saber incluso se erige sobre el llamado instinto materno, la dimensión biológica de la maternidad, el organismo y su rol; justo al lado de estos elementos, la época suma lo que podría leerse como una incursión del discurso universitario en este terreno, la oferta de talleres y cursos para las madres gestantes es amplia, su objetivo tiene que ver con difundir conocimiento estándar acerca de la maternidad, "prepararlas" para ser mamás. Para esto se valen de múltiples estrategias conductuales en su mayoría, si revisamos un poco sus contenidos formativos, se trata de enseñar cierta metodología que responde la pregunta de ¿Qué hacer con un hijo una vez nacido? ¿Cómo atender sus necesidades? 

El psicoanálisis parte de la premisa de la inexistencia del instinto materno, una madre no sabe como serlo, y no existe la manera de ser una madre, hay numerosos casos donde la relación madre – hijo está trastocada o desfasada en gran medida de ese ideal, que dan cuenta de esto. Este desfase evidencia que no se produce de entrada, de modo natural, un ensamblaje entre esta mujer que ahora es madre y el viviente que habitó su cuerpo. Ser madre biológica, no habilita a una mujer para identificarse a la función simbólica del maternaje, algo allí no anda. Me interesa referirme a este desfase con la angustia que lo acompaña, eso que agujerea una relación discursivamente vestida de tantos ideales de completud y amor.

¿Es posible entonces hablar de un real en los fundamentos de la maternidad? un real de estructura que pudiese dar cuenta de la angustia que se cristaliza de distintas maneras entre madre e hijo?. Me propongo pensar este real a partir de tres elementos: la función materna como insuficiente (un agujero en lo simbólico), la maternidad como acontecimiento de cuerpo (el encuentro con lo real) y la emergencia de la mujer en la madre. Tres aristas a trabajar, a partir de las cuales cernir el real por estructura que acompaña la experiencia de hacerse madre. 

Marián Brando C.

 



Las madres en la época

Esas madres, esas, " las locas de la plaza"
Por Adriana Pérez Fournier. Asociada NEL-Guayaquil

Locas, así las llamaba la prensa y  el régimen dictatorial militar imperante en Argentina por los años 70, a esas madres que querían saber sobre sus hijos desaparecidos.

El periódico Le Monde, de Francia,  en su editorial de aquel momento 19 de octubre 1977, así lo refería: ""Las autoridades argentinas las llaman "Las locas de Mayo" porque todos los jueves desfilan dignas y silenciosas. Esas "Locas de Mayo", esas madres de familia, locas de inquietud y de esperanza, no saben si su hijo o hija, están todavía vivos".

"Una delegación de  esas "Locas de Mayo", ha recorrido Europa, para hacer compartir sus angustias, y que alguien las escuche"

""En efecto hay que estar loco, locas de dolor para enfrentar a los militares,  hay que estar loco para pedir razón a un gobierno que persigue, tortura y hace desaparecer personas, jóvenes la mayoría de ellos". (Telam 30-04-2015)

Estas mujeres, madres, en su dolor comenzaron a reunirse en la Plaza de Mayo, querían saber la verdad, dónde estaban  sus hijos, en un momento donde estaba prohibida la palabra, las reuniones, así que al grito de la policía de "circulen, circulen", comenzaron a circular alrededor de la pirámide de Mayo, símbolo de la libertad, y comenzaron todos los jueves su ronda.

Y sí,  circularon, lo hicieron  de modo borromeico, único modo de hacer nudo y no soltarse, y no volverse locas del todo, frente a ese real del horror imperante.


Pasaron más de 40 años y aún vivas algunas de ellas así lo testimonian:

 "La gente estaba asustada", recuerda Gastelú, con 88 años. "Si mencionaba en la peluquería o en el mercado que habían secuestrado a mi hijo, la gente salía corriendo. Era peligroso hasta escuchar. Pero yo no podía quedarme callada. Necesitábamos que todos nos escucharan, aunque no nos creyeran. Quizás por eso al principio nos llamaban 'las locas de la Plaza", afirma.

"Y claro que estábamos locas", añade Almeida. "Locas de dolor, de impotencia. Se llevaron lo más preciado para una mujer, sus hijos.".

(…) todas las mujeres son locas, que se dice. Es también por eso que ellas no son todas, es decir,  locas-del todo, (…)",[1] así lo referirá Lacan en Televisión, jugando con el equívoco luego de haber retomado el impasse freudiano. Produce una separación entre la mujer y la madre para pensar una salida a lo femenino, produciendo una duplicidad de goces, el goce fálico y el goce femenino,  ubicando ese no-todo, este goce femenino del cual el sujeto femenino puede no saber nada, salvo "que lo siente". Este goce femenino toma esa forma de misterio, de enigma, y es por donde la locura y lo femenino se tocan, y también puede ser motivo de odios y segregaciones violentas.

Las madres de Plaza de mayo, madres de hijos desaparecidos,  no locas del todo

El todo loco  desregulado y sin ley estaba del otro lado, de los que encarnaban un poder y un goce mortífero sin límites.

 Y  si el  psicoanálisis tiene  un mérito entre tantos otros, es haberles restituido la palabra a las mujeres, ofrecer su escucha a  esas locas, esas posesas que había que encerrar en otros tiempos, no se sabía qué hacer con ellas.



 


Notas

1. http://www.ruinasdigitales.com/revistas/ddhh/1980%20-%20Locas%20de%20Plaza%20de%20Mayo.pdf

2. http://es.rfi.fr/americas/20170430-las-madres-de-la-plaza-de-mayo-cumplen-40-anos-de-lucha

3.  Lacan. J. Television. En Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión, Barcelona, Anagrama 1977, pág. 128 
 


DialogArte

La distancia que no se pare
Por: Patricia Tagle. Miembro NEL-Lima

Este título es un witz. Juego aquí con muchas homofonías, entre ellas la del título de un "best seller" en mi país, La distancia que nos separa, cuyo autor es un conocido y joven periodista. 

1. De un silencio interpelable 

Es poco, muy poco lo que en nuestro campo de experiencia, quienes somos madres decimos acerca de nuestra maternidad.

¿Quizás inhibidas por el peso de los ideales, así ellos se encarnen en un corpus epistémico en el que Freud, quien puso la primera piedra, habló de la sustitución niño/falo? 

Ciertamente Lacan, y por fortuna, fue más allá de eso, pero, aún…

Hablamos, sí, y mucho, de nuestras madres, del estrago, intentamos así poner un nombre posible a las encrucijadas subjetivas que, como mujeres, debemos remontar, atravesar, para poder devenir no-toda (s). 

Pero, ¿qué hay de ese goce real, enigmático, inasible, innombrable que nos atraviesa y atraviesa nuestros cuerpos, capaz de redoblarse hasta la locura  "y/o"  opacarse  hasta el abismo, cuando atravesamos la experiencia de ser madres?

La maternidad – una vez despojada de sus revestimientos ideales o imaginarios- es una experiencia extrema:

 - en la medida en que compromete el cuerpo que no se es, y se tiene a medias; de ahí la frecuencia de los desencadenamientos psicóticos, y no psicóticos también, que pueden suceder al parto, o antes…

- en la medida en que compromete a la lengua que no se habla, y que nos parasita, y que produce también des-encadenamientos, lapsus, re-anudamientos (psicóticos y no psicóticos), y aún… o peor…

- en la medida en que compromete la hystoria inenarrable, no obstante inscripta; ya sea tratada, mal-tratada, imaginarizada o sublimada, que encadena el eslabón fallido entre la hija que una ha sido y la madre que se ¿es?

A mi entender es preciso hacer un corte epistémico, no sin una cuota de coraje, para intentar formalizar algo, más allá de ese resto enigmático que hace de la maternidad una de las encarnaciones (im)/ posibles del No-todo. 

2. ¿Qué de la maternidad se ordena bajo transferencia?

Me parece que es una pregunta que se impone de cara a nuestras próximas Jornadas. 

Ya sea en el "antes" o el "después". Ya se trate de un empuje "loco" a, o del impase insalvable, ¿qué tratamiento posible para ese real que hace al nudo entre el cuerpo, la lengua, la historia y la vida?

Paradojalmente esta época líquida nos confronta  a una maternidad sólida, reducida, o potenciada (se puede leer de ambas maneras) a la función del cuidado que puede hoy bien repartirse, y de hecho se reparte, entre los sexos según los cánones de la igualdad y la justicia distributiva. No obstante, quiérase o no, permanece el nudo imposible entre el cuerpo que no se tiene, pero que aún puede prestarse a;  la lengua que nos parasita, y que aún podemos hablar;  y la historia que nos habita, y que aún podemos refrendar. 

En lo que a mí concierne, y a lo largo de mi experiencia de análisis, devine madre de muchas maneras, aún después de haber parido.  "Loca", como toda madre ¡al fin y al cabo!, algo de esa "locura" pudo, más que ordenarse, calibrarse, cada vez y cada Una vez, a la medida de las contingencias.

No sin esa distancia insalvable, que no se pare, y nos separa.

 



Acompañamiento musical

Cueca sola o Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa. 
Por Edgar Vázquez,  Asociado NEL Ciudad de México. 

El tema "Ella danzan solas" fue escrito por Sting (aunque originalmente editado en inglés y solo algunas frases en español) para su tercer disco solista "...Nothing like the sun", publicado en 1987, disco que le consolidó como músico y compositor con nombre propio, luego de una celebérrima trayectoria con The Police, una de las bandas más importantes e influyentes en la historia del rock. No obstante, los intereses de Sting iban mucho más allá de los géneros musicales, durante 1986 se une al Tour de Amnistía Internacional y, en ese viaje, al igual que el resto de los músicos participantes es informado sobre la situación mundial de los presos políticos, víctimas de tortura, desapariciones forzadas y crímenes perpetrados por los estados, incluso en aquellos que se presumía una vida democrática.  

Este viaje lo lleva a Chile, ahí se toma noticia de un grupo mujeres que luchaban por saber de sus familiares desaparecidos durante la infame dictadura pinochetista, que paseaban carteles con la foto de su familiar. Quedó sorprendido por su fuerza, por su valentía, por su dignidad. Un gesto que le resultó particularmente conmovedor fue presenciar un baile entre estas mujeres usando un pañuelo blanco y vestidas de luto, simulando estar con el espíritu del familiar cuya foto llevaban colgando en el cuello. Ese baile conocido como "cueca" tiene amplia difusión en toda la zona andina, siendo además la danza nacional chilena, se baila en parejas, las figuras simbolizan las diferentes etapas de un idilio en el que los danzantes se buscan, se acercan y se esquivan, repitiéndolas en rondas, es por ello que la segunda parte del título de la canción es "Cueca sola".

Durante la visita de Sting a Buenos Aires el 15 de octubre 1988, como parte de la gira Human rigths now! de Amnistía Internacional y en el marco del 40º aniversario de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, se presenta en el Estadio Monumental e interpreta esta canción acompañado por Peter Gabriel, otro músico sumamente comprometido con esta causa. En aquella ocasión Sting gestionó un encuentro privado con  las Madres de la Plaza de Mayo, para luego invitarlas a subir al escenario durante el desarrollo de la segunda mitad de los versos y bailar una ronda mientras sonaba la sección final de la canción, que si bien no podríamos decir que es alegre, es sin embargo bailable, un gesto de conmemoración del deseo vivo en el que habitan las víctimas de la dictadura militar.

En esta ocasión, no sin antes agradecer la invitación a presentar este acompañamiento musical, nos unimos a la sentida convocatoria de nuestra colega Adriana Pérez Fournier y compartimos este acompañamiento musical no solamente para recordar a las madres de los desaparecidos en las dictaduras militares de Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Stroessner en Paraguay, Banzer en Bolivia, Somoza en Nicaragua y un triste etcétera, es también para los miles de desaparecidos -cuya cifra sigue siendo lamentablemente incalculable- en nuestro país. A manera de cierre, querría evocar una frase atribuida a Emma Goldman, referente fundamental en la lucha por la emancipación de la mujer en la primera mitad del siglo pasado, quien en respuesta a un compañero que desaprobaba el que estuviera bailando, le espetó:  "Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa".

Presentación del tema Ellas bailan solas, de Sting, interpretado con Peter Gabriel. (Tema propuesto por Adriana Pèrez Fournier)

 



 


 

Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano
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